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05.01.14. Condensaciones superficiales en viviendas.

Qué son, cómo se producen, dónde se producen y cómo evitarlas.

Las condensaciones en un cerramiento, cristal, ventana o cualquier punto se producen cuando el vapor contenido en el aire entra en contacto con una superficie cuya temperatura este por debajo de la temperatura de rocío. Es viviendas es una patología que se produce principalmente en invierno, que es la situación que vamos a considerar. El Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios, RITE español, prescribe unas condiciones interiores de diseño en invierno para instalaciones térmicas de temperatura operativa (que no es lo mismo que temperatura de bulbo seco aunque así lo consideremos, nunca he visto ningún proyecto en que se tenga en cuenta) entre 21 ºC y 23 ºC y de humedad relativa entre el 40% y el 50%. Esto que en el papel queda muy bien, en la práctica es poco menos que imposible de conseguir ya que el control que tenemos sobre la ventilación es mediante el sistema de ventana abierta. No suelen utilizarse en España sistemas de ventilación mecánica controlada en viviendas.

Vamos a suponer unas condiciones interiores en una vivienda en invierno de 21ºC de temperatura seca y una humedad relativa del 60%. A partir del ábaco psicrométrico, Figura 1, podemos ver que en estas condiciones la temperatura de rocío es algo menor de 13ºC y la humedad específica es de 9 gr de vapor de agua/kg de aire seco. No hemos tenido en cuenta ni la altura s.n.m. de la localidad ni la presión atmosférica. En estas condiciones cualquier punto de la vivienda cuya temperatura superficial sea inferior a la temperatura de rocío de 13 ºC será susceptible de que se produzcan condensaciones. Estos “puntos” fríos de una vivienda son las superficies más frías, por ejemplo cerramientos con poco o ningún aislamiento, puentes térmicos como pilares o vigas descolgadas, cristales de ventanas y marcaciones de las mismas, etc., es decir aquellos elementos de la envolvente con un coeficiente U de transmitancia más elevado, o lo que es lo mismo con menor resistencia térmica. A igualdad de U en cerramientos verticales la temperatura superficial interior del cerramiento será inferior en aquellos que están en contacto con un “exterior más frío”, es decir, con aquellos que están orientados por ejemplo al norte, (en el hemisferio Norte). En una vivienda las condensaciones superficiales se producirán en pilares o vigas dentro de cerramientos orientados al Norte o en cerramientos orientados al Norte. Por ser fácilmente eliminadas y no producir patologías permanentes no tendremos en cuenta las condensaciones producidas en cristales y marcos de ventanas.

Debido a la actividad normal de uso de una vivienda, fenómenos de cocción, duchas, baños de niños, etc. el contenido de vapor de agua puede aumentar, vamos a considerar que este puede aumentar en un momento determinado en 3 gr de vapor de agua/kg de aire seco. Manteniendo la misma temperatura nos encontraremos en la situación siguiente, Figura 2: temperatura de rocío, 17 ºC; humedad específica, 12 gr de vapor de agua/kg de aire seco y humedad relativa del 80%. Al aumentar la temperatura de rocío el riesgo de condensaciones superficiales aumenta, ya que ahora cualquier punto de un cerramiento que tenga una temperatura no ya inferior a 13ºC sino inferior a 17ºC es susceptible de que se produzcan condensaciones. La lectura también podemos hacerla a partir de la humedad relativa pues lo que nos mide es el “porcentaje hasta que se produzca la saturación”.
Si para que en un cerramiento de una vivienda se produzcan condensaciones superficiales tiene que ocurrir que su temperatura superficial interior sea inferior a la temperatura de rocío, entonces para evitarlas podemos actuar de dos formas: o bien disminuyendo la temperatura de rocío o bien aumentando la temperatura superficial interior del cerramiento. También actuando sobre ambas.

La temperatura superficial interior del cerramiento podemos aumentarla bien aumentando la temperatura interior de la habitación en la cual se encuentra el cerramiento, aunque llega un momento en el que si seguimos aumentando se aumenta el riesgo de producción de condensaciones, o bien aumentando el aislamiento del cerramiento de modo que se reduzcan las pérdidas de calor a través del cerramiento con lo que la temperatura superficial interior del mismo será más elevada. Lo vemos claramente en un día de invierno si comparamos simplemente por contacto con la mano la superficie interior de una pared con aislamiento que tenga un coeficiente U de transmitancia por ejemplo de 0,7 W/m2ºC con el vidrio de una ventana que puede tener una U de 3 ó 5 W/m2ºC.
La temperatura de rocío podemos disminuirla disminuyendo el vapor de agua contenido en el aire del interior de la vivienda, si disminuimos el contenido de vapor de agua/kg de aire seco por ejemplo a 7,5 grW/kgaseco, manteniendo la misma temperatura, nos encontramos con que la humedad relativa pasa a ser del 50% y la temperatura de rocío inferior a 10ºC. Figura 3. Esta deshumidificación en viviendas podemos conseguirla fácilmente ventilando sin tener que recurrir a sistemas mecánicos o químicos de deshumidificación.
Básicamente el riesgo de producción de condensaciones superficiales lo eliminamos aislando y/o ventilando.
En algunas actuaciones en las que hemos intervenido en condensaciones en viviendas al decirle al cliente que lo primero que tiene que hacer es ventilar más y que cuando cocine procure abrir la ventana y cierre la puerta de la cocina, (para evitar el aumento de vapor agua en el resto de la vivienda), que huele a lo que está cocinando hasta en el rellano de la escalera, nos hemos encontrado con situaciones incómodas. Primero nos mira con mala cara como si le hubiéramos insultado y después con aire de superioridad nos dice:
“¿cómo voy a abrir la ventana para ventilar en pleno invierno, lloviendo, con una humedad relativa exterior superior al 90%?, si hago eso lo que estoy haciendo es meter más humedad en casa”
En ese momento lo único que podemos hacer es sacarle el psicrométrico y explicarle que la humedad relativa es simplemente un concepto que indica el porcentaje hasta la saturación.

Vamos a ver como podemos deshumidificar en invierno ventilando. Suponemos las condiciones interiores a las que habíamos llegado en la Figura 2, 21ºC de temperatura seca y 80% de humedad relativa lo que nos daba una temperatura de rocío de 17ºC con una humedad específica de 12 gW/kgaseco. Suponemos unas condiciones exteriores propias de un día de lluvia, humedad relativa del 95% y temperatura seca exterior por ejemplo de 8ºC. Los puntos en los que nos encontramos en el psicrométrico los podemos ver en la Figura 4. Condiciones interiores, punto A; condiciones exteriores, punto B. En función del tiempo que estemos con la ventana abierta, es decir en función del tiempo que estemos ventilando y de la mezcla de caudales de aire exterior y aire interior, nos encontraremos en un punto de la línea roja que une los puntos A y B, vamos a suponer que sea C. Lo que es evidente es que al abrir la ventana, es decir al mezclar aire exterior en esas condiciones con aire interior hemos disminuido la humedad específica, cantidad de vapor de agua/kg de aire seco. Cerramos la ventana y nos encontramos en el punto C, que refleja las condiciones interiores, con una temperatura de 17ºC, humedad relativa del 85% y humedad específica de 10 gW/kgaseco. Con el sistema de calefacción pasamos finalmente a unas condiciones interiores reflejadas en el punto D. Temperatura, 21 ºC; humedad relativa, 65%, inferior a la de partida del 80%; humedad específica, 10 gW/kgaseco, inferior a la de partida de 12 gW/kgaseco. Es decir hemos deshumidificado ventilando, en pleno invierno y lloviendo.



Algunos comentarios finales.
En viviendas en las que se cambian las ventanas a ventanas estancas se puede producir un aumento del riesgo de condensaciones ya que se puede estar disminuyendo involuntariamente la ventilación. Con carpinterías antiguas menos estancas la infiltración de aire podía sustituir parcialmente a la ventilación. Tanto la derogada NBE-CT79 como el actual Documento Básico HE1 del CTE obligaban y obligan al diseño de los cerramientos para que no se produzcan condensaciones superficiales bajo determinadas condiciones de temperatura y humedad relativa interior y exterior.
Recomendamos la lectura del Anexo IV de la NBE-CT79 que aunque es una normativa ya derogada dice y explica lo mismo que el Apéndice G de la HE1 del CTE aunque de un modo más claro e intuitivo.
Miguel Alvarez.

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